domingo, 14 de febrero de 2010

Comedores Escolares: Invirtiendo hacia EL Futuro





La asistencia alimentaria en los colegios es diagramada con aquellos alimentos que producen mayor sensación de saciedad: alimentos rendidores, de alto valor calórico y de bajo costo (tales como guisos, fideos, papa, pan) son el pilar de la dieta básica diaria de muchos de los niños del conurbano bonaerense. A partir de esta estrategia, los comedores intentan optimizar sus recursos, esto es, producir grandes cantidades de comida con el menor costo posible. De esta manera, debido a que la inclusión de otros tipos de alimentos implicaría un costo mayor inaccesible muchas veces para el magro presupuesto de estas instituciones, la dieta resultante es nutricionalmente inadecuada.
Los alumnos de las escuelas públicas bonaerenses que concurren a comedores escolares, reciben una ración de comida valuada en $2 por día, lo que, obviamente, resulta insuficiente para abastecer a los comedores de manera tal que estos puedan brindar una dieta balanceada y variada.
Los comedores escolares brindan a los alumnos la llamada “copa de leche”, la cual se transforma debido a las circunstancias en mate cocido azucarado acompañado de alguna factura. Almuerzos basados íntegramente en hidratos de carbono como guisos o algún sándwich de fiambre son ofrecidos a lo largo de la semana sin incorpoación alguna de otros tipos de alimentos tales como carne vacuna, pollo, pescado o verduras.
Ahora bien, ¿puede un chico con requerimientos nutricionales insatisfechos desempeñarse de manera óptima en la escuela? La falta de concentración o la
angustia por la falta de un plato de comida (algunos chicos sólo cuentan con la ración que les dan en el colegio) son algunas de las consecuencias que una
alimentación deficiente reportan a la vida de los chicos. La vida intelectual y emocional de los chicos sufre efectos permanentes. La carencia genera una angustia
crónica. La angustia genera violencia, violencia que nace como respuesta a la frustración que la ausencia de una vida digna produce. Frustración por el fracaso, aún antes de haber comenzado la tarea. $2 es el valor que el futuro, estos chicos significan para el estado. En medio de tantas inversiones innecesarias para construir trenes bala y erigir grandes monumentos a la indiferencia, deberíamos recordar que la violencia, la angustia y el fracaso que una falta de política alimentaria adecuada está generando, repercute en un sector de nuestra comunidad para quienes ni los trenes bala ni los grandes monumentos tienen sentido, porque para ellos aún el nuevo siglo no ha comenzado.
El escaso dinero destinado a nuestros comedores es un insulto a la dignidad de quienes necesitan de esa ayuda. El derroche obsceno de muchos de nuestros dirigentes se irá perdiendo poco a poco entre la oscuridad de un futuro en el que nadie ha invertido.

Graciela N. Magnani
Concejal Radicales en la C.C.

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